RETIRO ESPIRITUAL
La experiencia en Ayabaca fue muy bonita e interesante, era la primera vez que visito tal lugar y me sentí cómoda. En total fuimos 10 personas entre jóvenes y adultos, fueron aproximadamente 4 horas de viaje, pasamos por la Meseta Andina y después por varios cerros, muchos cerros. Llegamos en la noche a casa de un padre de la iglesia de Ayabaca, nos invitó cena y nos contaba lo que pasaba con respecto a la festividad religiosa que se aproximaba: El Señor Cautivo. Luego, pasamos de la casa a la plaza principal, nos tomamos fotos para el recuerdo y algunos jóvenes compraron más comida, tenían hambre. Caminamos por las calles para conocer más a gusto algunas de sus instituciones públicas.
Caminamos por una calle extraña, parecía que nos habíamos perdido sin embargo, nos condujo a un tipo mirador, todo se veía hermoso e iluminado por la luna. Al hacerse tarde regresamos a donde nos quedaríamos a dormir: El templo. Yo compartí una habitación de dos camas junto a Medaly, estábamos cansadas y de inmediato dormimos. Al siguiente día, mis demás compañeros comentaban sobre lo que habían hecho en la noche, sus travesuras.
La mañana era muy fría, me gustaba el clima. Junto a los demás nos dirigimos al templo, para participar en la misa. El templo era muy amplio y bonito, al frente se encontraba el Señor Cautivo, hicimos oración ante Él y nos encomendamos en sus manos.
Después de almuerzo en una camioneta nos desplazamos al mirador, llegamos a una cierta parte porque el resto era caminar por cerros. En el mirador descansamos ya que el camino era largo y en realidad no pudimos ver en su totalidad a Ayabaca, pero fueron momentos lindos.
Cuando regresamos a Frías, hubo un paisaje que me encantó, era la segunda vez que veía a todas las nubes asentadas, formando un manto blanco y al fondo se encontraba el sol. Se asemeja al atardecer en una playa.
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